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Los cimientos de la colaboración en los equipos de trabajo

Las organizaciones que buscan crecer y mantener una posición competitiva en el mercado requieren de equipos sólidos y colaborativos. La colaboración marca una diferencia significativa en el impacto que logra el equipo ya que fomenta el desarrollo de todo el potencial del mismo.


Como líderes, necesitamos fomentar en cada uno de nuestros colaboradores el desarrollo de habilidades y herramientas que favorezcan la conexión con los demás, la comunicación y la retroalimentación en ambos sentidos. La colaboración se puede desarrollar a partir de tres habilidades básicas:


  1. Escuchar de manera activa. Cuando verdaderamente escuchamos, invitamos a los demás a contribuir con sus propias ideas, mejoramos las relaciones de trabajo y evitamos el conflicto. Modela la escucha activa en tu equipo, reconoce lo que dicen los demás y has preguntas que te permitan llevar un seguimiento adecuado, evita centrarte en promover tus propias ideas.

  2. Practicar la empatía. Escuchar las diferencias con curiosidad, no con juicio, esto permite que se logren resultados positivos. Invita a las personas a asumir que los compañeros también son competentes y tienen pensamientos inteligentes; a utilizar la investigación, el interés, para explorar otros puntos de vista.

  3. Apertura a la retroalimentación. A la mayoría de las personas le incomoda dar y/o recibir retroalimentación, lo que limita las posibilidades de mejora a nivel personal y, por ende, a nivel de todo el equipo. Apoya dando retroalimentación efectiva, siendo claro y describiendo los comportamientos y su impacto.


También debemos recordar que la base de la colaboración es la confianza.

Cuando los colaboradores conocen el objetivo y la importancia de su consecución, valoran lo que están haciendo y comprenden el valor que su trabajo genera en la organización. Es por esto por lo que se vuelve importante discutir, de manera constante y como equipo, en donde deben de enfocar su atención para generar el mayor impacto.


De manera similar, cuando las personas conocen a los miembros de su equipo, es más probable que confíen en la aportación de cada uno para la consecución de los resultados. Confían en que la suma de habilidades puede contribuir a alcanzar los objetivos. Utiliza reuniones de equipo para subrayar el rol de todos y las habilidades que cada uno de los miembros del equipo brinda al proyecto.


No olvides que los miembros de un equipo están más motivados a colaborar cuando saben que sus esfuerzos se notan y son apreciados. Es importante reconocer a todos en el equipo por sus contribuciones únicas—y no dejar de notar a aquellos que trabajan o se mueven con un perfil bajo, cuyo trabajo puede pasar desapercibido a pesar de la importancia que tiene. Cuando escuches mensajes de tus clientes, de otras áreas o departamentos, sobre el impacto positivo de tu equipo, compártelo con ellos, no lo dejes únicamente para ti.


En síntesis, la diferencia entre un grupo de individuos y un equipo de trabajo es la colaboración—un esfuerzo colectivo para la obtención de una meta común—. La colaboración es una habilidad que puedes ayudar a desarrollar modelando la escucha activa, mostrando empatía y dando y recibiendo retroalimentación.




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