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La economía circular, una ventana de oportunidad para las empresas mexicanas

Los efectos del cambio climático, la crisis económica provocada por la pandemia y la creciente escasez de recursos naturales que impacta a nivel mundial, han intensificado las presiones para implementar estrategias basadas en una economía circular que permita el uso eficiente de recursos, con una clara orientación hacia la sostenibilidad.


La economía circular tiene como fin reducir el uso de recursos materiales (a través de diseños ecológicos), prolongar la vida útil de lo que se produce (reciclando) y conservar la calidad de los materiales a lo largo de los distintos ciclos de vida (remanufacturando). También facilita la recuperación de materiales y nutrientes que pueden servir como base para otros productos o servicios (valorizando los residuos).


Sin embargo, a pesar de todas estas bondades, no todos los países cuentan con las condiciones necesarias para promover una economía de este tipo. Los procesos de reciclaje, remanufactura o valorización de residuos orgánicos para compostas, digestión anaeróbica o insumos en otras industrias requieren, en su mayoría, de inversiones en infraestructura que no son fácilmente realizables.


Sin embargo, no todo está perdido. Las exportaciones constituyen una ventana de oportunidad para transitar hacia una economía circular. Dentro de los principales productos de exportación asociados a la economía circular se encuentran los residuos y la chatarra metálica.


Actualmente, muchos residuos orgánicos, particularmente los que se obtienen en procesos de extracción de aceites vegetales, pueden adquirir valor como insumo de otros alimentos, de fármacos o de bioplásticos. América Latina y el Caribe, exportan grandes cantidades de residuos que provienen de la extracción de aceite de soja y que son utilizados en la producción de alimentos de animales y peces en el sudeste asiático.


La industria forestal y papelera también ha jugado un papel importante en la promoción de la economía circular. Con el desarrollo de una celulosa proveniente de papeles reciclados, se han podido diversificar las exportaciones de papel y disminuir la deforestación; lo que ha generado importantes ahorros en materia prima, energía y agua, y su posicionamiento como una industria más eficiente y respetuosa del medio ambiente.


La necesidad de incentivar mejores prácticas ha promovido la implementación de políticas que facilitan el uso sostenible y eficiente de recursos naturales y materiales, como son, por ejemplo: el registro de proveedores circulares, la promoción de inversión o financiamiento internacional para emprendimientos circulares, las compras públicas sostenibles (compras que incluyen criterios de circularidad en las condiciones de producción) o los incentivos económicos a quienes valoricen residuos orgánicos.


Estados Unidos constituye el principal socio en el comercio de bienes circulares, tanto para México como para otros países de América Latina. Durante 2020 Estados Unidos importó cerca de veinte millones de dólares en bienes asociados a la economía circular (CEPAL, 2021). La mayoría de las exportaciones de México a Estados Unidos se ha concentrado en bienes para reciclar, básicamente motores usados de vehículos y chatarra vehicular; aún es muy bajo el volumen de residuos orgánicos que se exportan.

Sin duda, lo anterior ofrece una ventana de oportunidad para las empresas mexicanas, particularmente, para la exportación de residuos agrícolas, abriendo una fuente de ingreso adicional para empresas del sector.


Un factor fundamental en este sentido es aprovechar los incentivos que otorga Estados Unidos para promover el uso de fuentes renovables en la producción de energía eléctrica (si necesitas más información acércate a nosotros a través de contacto@iraltus.com).


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